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“Éramos jóvenes y no sabíamos nada del negocio de la música”

 

Entrevista con don Lucho Oliva,

el mítico cantante de los Rumbaneys

 

Por Roger Aguilar Mendieta

Yo piteo si es que alguien me dice: lo hicieron los hijos de Chimbote. No pues. Déjense de vainas. Esta vida está llena de ironías. Para muestra un botón: El chico está enamoradísimo de la rubia despampanante y ella está enamoradísima,  pero no de él… Joder. Luego converso con el mítico Luís, ´Lucho’ Oliva, ícono de la música chimbotana y me dice: ninguno de los Rumbaneys somos chimbotanos. Mmm…


Don Lucho Oliva no es chimbotano, pero lo ama como ninguno

Bueno,  pero mejor que nos lo cuente el mismo don Lucho

 

Don  Luís ud. me decía que ninguno de los Rumbaneys es chimbotano...

 

Claro. Cierto. Los seis que inicialmente formamos la orquesta: Daniel Cortés Belepú, Erasmo Gonzales, Quesquén, Germán Electo y yo, somos del norte. Por ejemplo, yo soy de Lima.

 

Y como así llegó a Chimbote. ¿Qué le trajo a esta tierra de pescadores?

 

 Había sucedido que un hermano mío hacía tiempo que no regresaba a casa. Así que mi mamá me  mandó a buscarlo. Yo tenía catorce años, recuerdo. Me gustó Chimbote y hasta el día de hoy me ve acá.

 

Claro que lo veo. Me habla despacio respirando pronunciadamente, está sentado en un sillón. La entrevista como él mismo dijera: si puedes llegar antes de las cuatro no hay problema. Y dónde sería don Luís. Uy hermanito, yo no salgo. Tendrías que venir a mi casa. OK, dónde  vive don Luís. En Unicreto. Por la panadería don Lolo. Preguntas ahí…

 

Don Lucho ¿Qué opina de los ritmos actuales? ¿Qué piensa por ejemplo de Grupo 5 o de Agua Marina que ahora están que la rompen?

 

Mire, yo no entiendo esa música. Yo soy de salsa, bolero, guaracha. Aunque los Rumbaneys  tocaban toda clase de música. Pero había unos chicos: Zambrano y Enrique Vera, ellos se encargaban de cantar cumbia. Yo no entiendo esa música.

 

O sea que nada que ver con el reggeatón

 

Jaja. No está dentro de mis ritmos, pero a los jóvenes les gusta.

 

Una de mis grandes curiosidades es saber qué paso con los Rumbaneys ¿Por qué se separaron?

 

Por líos. Al final ya nadie del grupo se quería poner la  camiseta de los Rumbaneys. Todos querían dirigir y  mandar. Además, la música no nos dejaba para comer. Nos llevaron a Lima a tocar. Nos pagaban mil, después descubrimos que  ellos cobraban tres  mil. Reclamamos. Y  nos botaron.  Como estaban amarrados con las radios, éstas ya no tocaban nuestra música, ya no nos contrataban en otros círculos. Nos volvemos, dijimos. Soportamos por un tiempo haciendo giras por el interior del país, pero lo que ganábamos se iba para los equipos. No era rentable. Éramos jóvenes y no sabíamos nada del negocio de la música. No teníamos un empresario o un representa como lo tienen las orquestas actuales. Nosotros lo que cobrábamos  lo repartíamos ‘mita mita’ para cada uno. Además, Alan tiene la culpa.

 

 ¿Alan?

 

 Sí. No ve que él hizo el paquetazo. Nosotros por esos días habíamos ido a Lima a comprar amplificadores. Alan da el paquetazo y la plata no nos alcanzó para nada. Las cosas subieron cien por ciento. Nosotros por show cobrábamos 60 soles en Chimbote. No nos alcanzó para nada.

 

¿Cuántos años se mantuvieron sobre los escenarios?

 

Escenarios no. Así nomás. Haber… nosotros nos iniciamos por el 65 y de allí cantamos  hasta el 86. Es decir, 21 años de corrido. Luego tratamos de reunirnos, pero siempre terminamos por separarnos.

 

Al momento de separase ¿Que más extrañaba don Luis?

 

Tenía nostalgias. Me iba adonde había fiestas y no entraba, me paraba en la puerta para escuchar la música. Yo canto desde muy joven y hasta ahora me  sigo presentando. Me presenté para la ecoferia. Algunos me dicen cómo haces para mantener la voz. Ahí está pues. Aún sigo cantando.

 

Quizá lo más curioso que pueden tener los Rumbaneys -claro está es el no ser chimbotanos de nacimiento, a lo que don Lucho Oliva responde que esta tierra no lo cambia por nada. Aquí he cantado, y, cuando hacía giras no me acostumbraba por otros lados. Chimbote es mi tierra- es que todo mundo los conoce. Dices Rumbaneys. Chimbote, responden. Lo canta la barra del Gálvez, la señora de la esquina que sale al mercado, el alcalde, etc. No obstante nadie los conoce. Reviso las webs. No hay referencias. Pregunto a los jóvenes, amigos míos. Tampoco ¿Quiénes son los Rumbaneys? me preguntaba, antes de charlar con  don Luís. Lo escucho.  Lo veo con su polo blanco cuello camisa, su buzo y sus sandalias. Fatigado. Quizá no entiende porqué tanta pregunta, pero igual trata de responderme lo más cordialmente. Haz llegado justo cuando acabamos de comer, me dijo al recibirnos. Nos reímos. Y continuamos con la charla.

 

¿Cuántos años tiene don Luís?

 

Pensaba que me iba a responder inmediatamente, pero no. Brinca de su sillón. Y me hace señas diciendo me que eso no se dice. No obstante, su esposa le gana y dice que nació en el 41. Descubierto su secreto no le queda más que decir: Tengo 67 años. Pero agrega: Pero bien vividos. Uuuuuuuuuy  yo le debo a la vida por todo lo que me ha dado…

 

Oiga. ¿ud sabe que el ex alcalde, Estuardo Díaz, cuando tenía su programa colocaba como cortina musical A Chimbote, la canción de los Rumbaneys? Dígame ¿el ex alcalde le ha pagado sus regalías?

 

No. nada. Más bien él está para que le paguen… (risas). No he cobrado nada.

 

Debería

 

(Risas) No, la APDAYC cuando tú cantas pide su parte, pero en este caso no se acuerdan. Además yo no estoy sindicalizado.

 

Ud. estuvo enfermo ¿Cómo se encuentra actualmente?

 

 Sí. Me hospitalizaron… Como nueve días inconsciente en el Regional. Me trasladaron al Neoplásicas. Tenía cáncer maligno al pulmón.

 

 Imagino que en ese momento los compañeros del arte estuvieron presentes

 

No crea. Más fueron mis vecinos, mis hijos, mi compadre. Fíjese que yo salgo poco a la calle. Paro en mi casa, así como hoy.

 

Al tocar la puerta, junto a mi fotógrafa. Alguien nos aguaitó por una de las ventanas. Buenas. Vivirá aquí el Sr. Luís Oliva. Y para que no quede duda, agrego. El de lo Rumbaneys. La mujer no nos contestó. Rosa me hace señas para que mire  por la ventana derecha. Hay un señor que nos está mirando. Abre la puerta, luego de abrir algo así como mil candados. Es un señor ya con  edad, pelo blanco y corte militar. ¿Ud. es Luís Oliva? Sí, pasen. Me acuerdo de esta escena cuando me dice que no sale de su casa y que él invita a sus amigos a que vengan. Yo no salgo.

 

El que me sorprendió fue Valentín (Fernandez, alcalde de Nuevo Chimbote). Llegó aquí y me dio 400 soles para que me curara. Le agradecí el gesto y se lo agradezco,  pero si me preguntan si votaría por él, respondería que no. Uno tiene que salir del cargo. No se puede querer quedar todo el tiempo. No comprendo porqué tanto se para peleando con Álvarez (Presidente Regional). Es algo que no comprendo.

 

Sé que ud. me dijo por teléfono que preferiría no hablar de la propuesta del presidente García sobre el Ministerio de Cultura…

 

Es que es algo que en el primer mandato que tuvo este señor prometió dar respaldo a todos los artistas, a los músicos. Ahora repite lo mismo. Eso es para apaciguar a la gente, para tranquilizarlos nada más.

 

Bueno. Para despedirnos. Oiga, seguro ud, allá por los 70´ cuando los Rumbaneys estaban en su apogeo fue acosadísimo por las fans ¿Cómo hacía para sacárselas de encima?

 

Medio que se quiere reír. Luego muy serio. Salta de su sofá y revisa si su mujer está por allí, al descubrir que se ha ido, responde:

 

Yo era muy bohemio. Pero las cosas ya han cambiado. Ahora soy evangélico.

 

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